jueves, 7 de julio de 2011

Micro-clima

  
A la señora Elena no le gusta viajar en colectivo: Se le rompió el auto y odia seria e irracionalmente  a los taxistas. Y a los remiseros. Es que tiende a generalizar, todo el tiempo. Hoy a la mañana su marido se le rió a carcajadas. “ Acá tenes monedas , rubia. Que perfume fuerte nos pusimos hoy” le dijo, mientras redactaba un mensajito de texto para su  morena y joven amante.  Elena  calza  zapatos en punta  negros. Sube al micro al ritmo de sus tacos e impacta. Es una mujer elegante. Sus finas manos con  uñas color rojo perlado contrastan alevosamente  con la inscripción de liquid paper que esboza un “Jhony te amo” sobre el asiento de adelante.

Juan está muy preocupado porque esta llegando tarde. Ayer su patrón le dijo que la próxima vez, lo despediría, sin mas. Está justificado: dos de sus trece hijos están enfermos. El resto, en la escuela y la mujer, trabajando en el hospital desde anoche. Hoy no hizo tiempo a bañarse. Tiene las manos sucias. Su cuerpo irradia un olor extraño, como a papa vieja.

María escucha Radiohead en su MP3. En el micro se encerró al calor y ella se sacó su saco ni bien le dieron lugar para acomodarse .Algunos la miraron mal. Es castaña y tiene ojos color miel, grandes. Sus piernas son sutilmente chuecas. Tiene un saco color marrón jaspeado. Desde la ventana, observa como el frío ataca sin piedad  a los transeúntes. Lamenta no haber llevado el rompevientos. A la nena que está cruzando la calle se le vuelan los pelos. Faltan tres minutos para las ocho y media. Ya es tarde. Manda un mensaje a un compañero para avisar que se retrasó. No le importa demasiado. “Think about the good times And never look back Never look back” , tararea  muy entonadamente. Suena  “I might be wrong” en sus odios.

Ernesto está preocupado. Ayer internaron a su padre. Le agarró un infarto. Tiene que llegar a la clínica antes de las 9. Hace a  tiempo. Su ceño está fruncido. Sus ojos entreabiertos. Es un hombre morocho, alto. Buen porte. Solo lleva en la mano una billetera y un estuche de anteojos vacío. Las llaves le cuelgan de su Jean color azul oscuro. Ahora habla por celular en voz baja. Le cae una indisimulable lágrima por la mejilla. Inmediatamente rompe en llanto. Algunos lo observan de reojo, otros ni se dan cuenta. Le da vergüenza. Se tapa la cara.

Pepa, Riqui, Romi y Lucha se ratearon de la escuela. Visten buzos de egresados color verde chillón . Tendrán unos trece o catorce años. Tres de ellas se suben al colectivo cantando una canción que evidentemente nadie conoce. La otra las calla a los gritos. Se empiezan a pelear jocosamente. La bocanada de juventud arrasó cual huracán haciendo estragos en las expresiones de todos los pasajeros. Pepa habla de un chico que quiere salir con Romi. Romi  la calla. La mira como si hubiera alguien dentro que conociera al mencionado. Riqui tiene el  mucho pelo pegado a la frente. Lucha se para encorvada. Tiene muchos pechos. Hay edades en las que a las mujeres eso les da vergüenza.

Ricardo es empleado del Correo.. Tiene orejas muy grandes .Usa lentes. No le quedan muy cómodos. Le calzan justo en la punta de la nariz. No tiene cara para anteojos. Lleva puesta una campera violeta. Su sonrisa es muy cálida. Lo llaman por celular. Es su ex esposa. Le dice que no puede pasarle más dinero por mes. Corta y balbucea un insulto por lo bajo. Su pantalón esta lleno de pelos de su  perro Cochi. También está arrugado. No le gusta planchar. Nunca lo hizo.

Sube Jorge, el inspector. Trae una chaqueta azul, una bufanda y guantes negros. Se le resbala la maquina timbradora .Protesta.  Es invierno. En el noticiario dijeron que haría 4 grados. Hace menos. O eso parece. La Plata es una ciudad en la que hay mucha humedad. Saluda al chofer y comienza su recorrido.

”Señora su boleto”, le dice. Ella lo busca  entre los papeles de pastillas que viven en el bolsillo derecho de su saco verde musgo. Tiene  miedo de no encontrarlo. Lo encuentra. Se lo da. En su cara se esboza una sonrisa. Rememora. Se pregunta porqué no le habrá dicho señorita. Mira el reloj.  Calle 7 y 58.Se para. Casi se resbala porque el piso está mojado. Se baja en la esquina de 7 y 59.

Ella entra a la oficina. La vida sigue su ruta.

Descubrimiento

Hoy al abrir  la ventana,
el mundo me pareció joven
y grité:
“¡el mundo es joven!.”
Los autos se atascaron
de casualidad.
Es que no envejece
el mundo-
               trasciende.
Las plantas florencieron
al llegar la primavera
No sé por qué
ni cómo
 nace el mundo,
sólo sé
que el mundo no muere.
La muerte es sola
y sólo
cuestión de tiempo.
Mundo,
multitud,eterno, cambiante
protagonista
rescátame del imaginario
del tiempo.
Que me duele la cabeza.
y la vida.
 

miércoles, 6 de abril de 2011

¿Cosas de niñas?

Seguramente a Charles Perrault, escritor  francés del Siglo XVI y autor de “La Cenicienta”, no le gustaría escuchar de mi boca que su cuento colaboró, colabora   y seguramente seguirá colaborando con el modelo imperante, haciéndole el juego al patriarcado, configurando sueños de niñas  de pies pequeños, a formato de un minúsculo zapatito de cristal.

Hay mucha tela para cortar  en relación a esta historia, pero creo que la mejor forma de graficar las connotaciones de este aparentemente inocente cuento, es formulando  preguntas mas que brindando respuestas.

En primera medida, me pregunto si podría haber sido hombre el protagonista de esta historia.   Cuando intento contestarlo , me doy cuenta que los  únicos hombres que aparecen en la misma son el Rey, quien manda una solicitada para invitar a  todas las jóvenes “casaderas “ del reino  a que  asistan –con sus mejores prendas- a  una mágica velada en la que  su hijo, el Príncipe (segundo y último hombre de la historia) elegirá-entre ellas- a una dama para casarse.

El resto, son mujeres.

 Así, en primer lugar se encuentran las malas de la historia, que están configuradas de forma muy caricaturesca, por la madrastra, que como es madrastra y no mamá, es muy muy  mala y las hermanastras  que, o  son malas  y por eso muy feas, o son  feas  y  por eso muy malas. (Todavía no me queda claro cual es la causa y cual la consecuencia) . Luego  se encuentra a  la protagonista: la cenicienta. Aquella bella joven sometida a los constantes maltratos de las otras mujeres que la obligan a limpiar,  fregar y cocinar. Y por último, el Hada Madrina salvadora, una mujer mágica que  ayuda a la Cenicienta a tunearse con galardonados vestidos y zapatitos de cristal, estrictamente necesarios para lograr su objetivo de  conquistar al príncipe en la imponente fiesta.
En esta instancia sirve destacar que el deseo es concedido solo por un ratito:  a la medianoche su impecable ropa se convertiría en harapos y su carruaje en calabaza. No vaya a ser cosa que aquella pobre chica se atreva a  pensar  que una simple hada va a concederle felicidad eterna.

En segundo término, cabe preguntarse si este cuento podría haber tenido otro final que fuera igual de “feliz” al ya establecido. Sinceramente, creo que no. El único desenlace posible en la estructura de este relato, es el que fue: Un poderoso hombre, príncipe, que se enamora de una linda pero haraposa y maltratada chica sin padre, una noche en la que- mágicamente -parece una princesa  y justamente  por ese amor, la arrebata de la tortura en la que vive, para llevarla -entre sus fuertes brazos- a un mundo ideal.

En resumidas cuentas, no hace otra cosa que salvarla.
  
De esta forma me sigo preguntando. ¿La cenicienta no habrá tenido que limpiar más desde que se casó con el príncipe?  ¿Que habrá hecho en sus ratos libres? ¿Habrá tenido hijos? ¿Habrá sido una buena madre? ¿Tendría “muchachas que la ayudaran” con la limpieza?  ¿Las habrá remunerado y tratado bien? Y el príncipe. ¿Habrá sido buen compañero? ¿La habrá maltratado o pegado alguna vez?  De esta forma, podría  seguir con innumerables cuestionamientos análogos, pero creo que los planteados son suficientes para lo que quiero significar.

Por último, y cambiando bastante el tono de mis palabras, creo que es cuestionable al menos el  porqué , la mayoría indiscutida (por no decir casi la totalidad) de las lectoras de este cuento fuimos,  somos  y seremos mujeres, y - por una cuestión de la edad a la que el mismo va dirigido- porqué los adultos lo hemos elegido, también en nuestra gran mayoría y durante tanto tiempo ,como un cuento clásico y de lectura indispensable para las niñas, mientras destinamos  a los varones los de dragones, héroes y monstruos. ¿Será porque nosotras debíamos dormirnos soñando  como sería nuestro futuro, hasta que un poderoso hombre nos rescatara? Siempre, claro,  con la posible pesadilla basada en el temor a que eso no nos ocurriera.

domingo, 27 de febrero de 2011

Si cualesquiera de nosotros dijera que està cien por ciento seguro de algo para siempre, estarìa lisa y llanamente, mintiendo. Esa es la ùnica certeza. El resto son  suposiciones inventadas  que creemos necesarias para sobrevivir y que sòlo se limitan a -valga la redundancia-limitarnos.Creo que el problema es que afrontar el terreno de lo posible como infinito no resulta muy comodo. "Ser" implica un sacrificio constante y casi siempre somos - en mayor o menor medida- vagos. Uy, si me vuelvo loca , ma pa que serà un domingo.

viernes, 25 de febrero de 2011

Procesos



Camina con futilidad
senderos no deseados
y su cuerpo-el del pasado-
                  (en llamas);
acerca residuos que resultan exquisitos 
Sin más se anima, es que
 los supersticiosos siete años
- que patraña-
            ya no dan pudor;
frivolidad que enfrenta culpas,
sentido útil de la razón
rostros desdibujados
                  (espejos rotos)
utopías sedientas que
auguran  los caminos del sol y
en los horizontes verdes
                    (descubre)
expectativa es felicidad.

Cara o seca

La existencia -a cual  madre- es tan única como exigente a la hora de demostrarnos que no hay tiempo para titubear, Y aunque de a ratos  el minuto se disfrace de eterno, las horas son tan sólo alfileres en la inmensidad. El desafío no toca tres  timbres, ni el amor espera a menudo en la puerta del bar. Es que nunca se usan todos  los ases antes de  que se acorte la manga ,es que no es usual que los cientos que  ayer volaban, se queden revoloteando por mucho  más. 
El puré no se sirve con ensalada , la picada no se come con champagne y es por eso que ,en definitiva , todo se basa en el arte de optar

jueves, 24 de febrero de 2011

Plumeros de la ilusión

Imágenes de sueños fugaces me proyectan en lugares que no puedo definir- pero que  me gustan – justo cuando huracanes de realidades, de gritos, de soledades arrasan contra ellas . Logran desdibujar sus colores y sus formas. Nunca su esencia. Y de nuevo el gris encuentro con lo no- ficticio. No digo que sea  bueno vivir eludiendo, salvo que sea una forma de caminar con pendiente.. El tiempo que esperé no es algo que deba importarme. Mas vale tarde que nunca. Miro la utopia, está unida al horizonte. Me convenzo de mis fuerzas por alcanzarla. Quiero despegarlos. Y mirar en el horizonte, el atardecer y que la utopia  no tape el sol..sino-mas bien-que juntas lo veamos mientras se esconde lentamente.(Porque el sol  sabe bien cuando tiene que irse.) Me da miedo  no saber cual es el trote justo. Pues claro, por si no lo sabían  mis piernas todavía pueden trotar. Me da más miedo y me agito. Soy grande: basta de chiquilinadas. Me convenzo,.Se me pasa. Imposibilidad de ser imposible cuando hay tanta expectativa. Lo atraigo y me ilusiono. Y de nuevo tornados de observaciones, delirios, reproches.. Me replanteo cuanto hay de mentira en la “verdad” y si vale la pena desentrañarla.  Y de nuevo: A esta hora? Te parece? Es que si, es que  quiero encontrar la respuesta No me conformo y creo que termina por ser positivo. Me tranquilizo. Abro la ventana , miro al cielo y puedo ver la luna. Esta ahí… es tan real.. Hace cuanto que ella es parte de mi paisaje? O hace cuanto que sé que ella es parte de mi paisaje? Creo no poder definir ese tiempo en los términos temporales conocidos. Hoy la disfruto como si nunca antes la hubiera visto. Espontáneamente comprendo mi existencia. Tiño de absurdos cada uno de mis reproches. Me propongo saltar barreras. Me doy cuenta que nunca es tarde. Me obnubilo. Vuelvo a mirarla y mientras la disfruto surge la inevitable duda acerca de  cuantas veces mas podré hacerlo. Cómo ni ella ni nadie me contesta, termino por dormirme.