A la señora Elena no le gusta viajar en colectivo: Se le rompió el auto y odia seria e irracionalmente  a los taxistas. Y a los remiseros. Es que tiende a generalizar, todo el tiempo. Hoy a la mañana su marido se le rió a carcajadas. “ Acá tenes monedas , rubia. Que perfume fuerte nos pusimos hoy” le dijo, mientras redactaba un mensajito de texto para su  morena y joven amante.  Elena  calza  zapatos en punta  negros. Sube al micro al ritmo de sus tacos e impacta. Es una mujer elegante. Sus finas manos con  uñas color rojo perlado contrastan alevosamente  con la inscripción de liquid paper que esboza un “Jhony te amo” sobre el asiento de adelante.

Juan está muy preocupado porque esta llegando tarde. Ayer su patrón le dijo que la próxima vez, lo despediría, sin mas. Está justificado: dos de sus trece hijos están enfermos. El resto, en la escuela y la mujer, trabajando en el hospital desde anoche. Hoy no hizo tiempo a bañarse. Tiene las manos sucias. Su cuerpo irradia un olor extraño, como a papa vieja.

María escucha Radiohead en su MP3. En el micro se encerró al calor y ella se sacó su saco ni bien le dieron lugar para acomodarse .Algunos la miraron mal. Es castaña y tiene ojos color miel, grandes. Sus piernas son sutilmente chuecas. Tiene un saco color marrón jaspeado. Desde la ventana, observa como el frío ataca sin piedad  a los transeúntes. Lamenta no haber llevado el rompevientos. A la nena que está cruzando la calle se le vuelan los pelos. Faltan tres minutos para las ocho y media. Ya es tarde. Manda un mensaje a un compañero para avisar que se retrasó. No le importa demasiado. “Think about the good times And never look back Never look back” , tararea  muy entonadamente. Suena  “I might be wrong” en sus odios.

Ernesto está preocupado. Ayer internaron a su padre. Le agarró un infarto. Tiene que llegar a la clínica antes de las 9. Hace a  tiempo. Su ceño está fruncido. Sus ojos entreabiertos. Es un hombre morocho, alto. Buen porte. Solo lleva en la mano una billetera y un estuche de anteojos vacío. Las llaves le cuelgan de su Jean color azul oscuro. Ahora habla por celular en voz baja. Le cae una indisimulable lágrima por la mejilla. Inmediatamente rompe en llanto. Algunos lo observan de reojo, otros ni se dan cuenta. Le da vergüenza. Se tapa la cara.

Pepa, Riqui, Romi y Lucha se ratearon de la escuela. Visten buzos de egresados color verde chillón . Tendrán unos trece o catorce años. Tres de ellas se suben al colectivo cantando una canción que evidentemente nadie conoce. La otra las calla a los gritos. Se empiezan a pelear jocosamente. La bocanada de juventud arrasó cual huracán haciendo estragos en las expresiones de todos los pasajeros. Pepa habla de un chico que quiere salir con Romi. Romi  la calla. La mira como si hubiera alguien dentro que conociera al mencionado. Riqui tiene el  mucho pelo pegado a la frente. Lucha se para encorvada. Tiene muchos pechos. Hay edades en las que a las mujeres eso les da vergüenza.

Ricardo es empleado del Correo.. Tiene orejas muy grandes .Usa lentes. No le quedan muy cómodos. Le calzan justo en la punta de la nariz. No tiene cara para anteojos. Lleva puesta una campera violeta. Su sonrisa es muy cálida. Lo llaman por celular. Es su ex esposa. Le dice que no puede pasarle más dinero por mes. Corta y balbucea un insulto por lo bajo. Su pantalón esta lleno de pelos de su  perro Cochi. También está arrugado. No le gusta planchar. Nunca lo hizo.

Sube Jorge, el inspector. Trae una chaqueta azul, una bufanda y guantes negros. Se le resbala la maquina timbradora .Protesta.  Es invierno. En el noticiario dijeron que haría 4 grados. Hace menos. O eso parece. La Plata es una ciudad en la que hay mucha humedad. Saluda al chofer y comienza su recorrido.

”Señora su boleto”, le dice. Ella lo busca  entre los papeles de pastillas que viven en el bolsillo derecho de su saco verde musgo. Tiene  miedo de no encontrarlo. Lo encuentra. Se lo da. En su cara se esboza una sonrisa. Rememora. Se pregunta porqué no le habrá dicho señorita. Mira el reloj.  Calle 7 y 58.Se para. Casi se resbala porque el piso está mojado. Se baja en la esquina de 7 y 59.

Ella entra a la oficina. La vida sigue su ruta.