sábado, 13 de noviembre de 2010

El juego

Ella se llamaba Juana. Su hermana Manuela.  Era domingo por la tarde y sus ansias por saber cual sería el próximo juego se asemejaban a las de un pequeño caracol por alcanzar el final del muro. Pero- claro está- ellas marcaban una diferencia atroz con aquel animalito: las invadía la euforia y sus cuerpos desnudaban esas ingenuas ganas, que  disfrazadas de gritos y  risas  ,delataban que el siguiente  juego era lo único que les importaba. Se trataba, ni mas ni menos , de ese momento de felicidad para siempre (aunque mas no fuere por un rato). Creo que es esa sensación que, tiempo después, se  hubiera podido comparar con la ilusión que nos brinda esa gente querida, que rodea una canción, que implica un meneo (o algo que se le parezca) y un vaso divertido que nos invita a pensar lo poco que importa el tiempo, a no pensarlo  e -incluso- hasta dejar de creer en él.
 Manuela, sin que fuera  necesario que nadie se lo dijera, se dirigió hacia la puerta de la habitación para oficiar   de campana, mientras Juana-indudablemente por sus  dos determinantes años más de experiencia en este mundo y en ese hogar - se dispuso a preparar el ambiente. Corrió  unas banquetas de tal forma que crearon una larga hilera que iba   de punta a punta del - ahora un tanto despintado- dormitorio color pastel.  Ellas mismas hoy  se  reirían al recordar aquel concepto de longitud. (Como así también el de anchura , altura y vejez). Pero bueno, todos de niños  tendimos a magnificar  lo que nos rodeaba. Entre otras cosas, estimo  que todos vimos un tío enorme (muy enorme), un tobogán hasta el cielo, una escalera que daba miedo y un perro, que mas que perro, parecía un caballo.
De un lado de la hilera había almohadones rojos (como el fuego) y del otro  celestes (como el cielo)
Manuela intentó ser una vigilante responsable, pero a medida que Juana  se movilizaba a lo largo del dormitorio moviendo y sacando objetos, ella se iba desconcentrando, para finalmente dejar librado al azar  el hecho de ser o no descubiertas.(En caso de haber ocurrido lo primero hubieran sido pasivas de un gran reto de parte de su madre por correr todas las cosas de su lugar)   El caso es  que Manuela quedaba embelesada ante cada movimiento de su hermana, sus ojos atentos y perspicaces desnudaban su profunda admiración por ella, quien a su vez - aunque le dijo se ponga a hacer su parte-  tomó cuenta de esa mirada y se enorgulleció . Sin proponérselo. Sin notarlo.
Una vez que estuvo todo listo, Juana llevó  a Manuela hacia el costado derecho de la habitación donde se encontraba la primer banqueta. Un tanto ansiosa- pero sin perder la claridad-  comenzó a explicarle de que se trataba ese juego. Manuela seguía prestándole mucha atención. “Manu, es así: primero te paras acá “, dijo señalando un cuadrado marcado con irregulares zapatos y ojotas de todos colores.  “Ahora te tapo los ojos con esto”, continuó con una cinta azul entre sus manos”, “después te tengo que dar 20 vueltas, porque son tus años por cuatro”,  “porque cinco multiplicado por cuatro es veinte Manu”, “Porque eso no lo sabes porque todavía sos chiquita y no vas a la escuela”, concluyó . Entre tanto, Manuela se quedaba quietita- cual estatua- en compañía de  una confianza que resulta  imposible de describir con palabras de este mundo. Juana, con cuidado, comenzó  a hacerla girar las veces correspondientes, mientras  la cara de la chiquita pasaba por todas las expresiones que uno pueda imaginar.  “Y diecioooocho, diecinueveeee. Veinte”, Juana al terminar no pudo con su genio y le preguntó “Hermanita, estas bien?” Manuela- medio desconcertada- asintió con la cabeza y mas tranquila Juana la agarró suavemente del brazo para continuar con su ocurrencia. Despacito la sube a la primer banqueta. Sin soltarle la mano, le dijo  ”Ahora quédate un cachito ahí que te voy a explicar como es Manu”  Manuela -  no tan mareada como expectante, ni tan expectante como alucinada- asintió como pudo ( con la cabeza , el pelo y parte del cuello). Juana siguió con su relato: “ Yo te voy a  guiar hasta la banqueta número tres, si hasta ahí no te caes, pasas de nivel “ “Y que pasa si pasas de nivel!!!? “, Preguntó Manuela emocionada.. “Si pasas de nivel, tengo que darte veinte vueltas mas, cuatro por año por lo que ya te expliqué. A partir de ahí  no te voy a guiar mas. Vas  a tener que seguir sola .  Y si logras llegar hasta el final- sin caerte- sos la más campeona del mundo entero y alrededores !”  concluyó la niña sin soltarle la mano a su hermana quien- aunque no del todo convencida- aceptó la propuesta. “ Dale Manu” gritó Juana, “contemos” . Y a dúo gritaron  –entre risas – como en cada comienzo “ a la unaaa, nananaa, a las dos , ososos y a las tres es es es “
El juego había comenzado y Juana se esforzó porque Manuela no perdiera el equilibrio. Ni la orientación. Con casi tres potenciales- pero ninguna consumada- caídas,  Manuela llego a la tercer banqueta, momento en el cual Juana la aplaudió con fuerza. Antes de darle las veinte vueltas inherentes al paso de nivel, Juana le dió un beso y lentamente le soltó la mano. Las cosas para Manuela se volvieron mucho más difíciles. Dió un paso-asustada- dió dos y, si bien presentía que se estaba yendo para un costado, no pudo evitarlo. Resultando los nervios- incluso- quienes le jugaron una mala pasada en sus ansias por no caer. “Zahs!!”Manuela cayó al piso, del lado de los almohadones rojos. Unos segundos después, cuando logró incorporarse se sacó la venda de los ojos y preguntó un tanto desconcertada: “Que pasa ahora Juani?”. “Manu, perdiste, estas en el maldiiiitooo infiernoooooo” contestó la mayor con una especie de terror- chistoso..  Manuela la miró atentamente por unos largos rato que duro aproximadamente un minuto. Luego  se  levantó y dijo, entre risas- “ Dale Juani, ahora vos.. vos tenes siete, cómo era eso de la multi- plación??” Juana con una expresión de ternura, que tampoco es definible con palabras de este mundo, le contestó “ Veintiocho Manu, a mi me tocan veintiocho vueltas”
Las niñas jugaron con inusual entusiasmo unas  largas horas. De a ratos, hacían guerra de almohadones. Durante otros momentos, se acostaban a descansar.
 Cuando la mamá- que las había estado espiando -les preguntó cómo se llamaba ese juego, Manuela, sin vacilar,  le contestó: “la vida, má”. Juana hechó a reir a carcajadas, que contagió rápidamente al resto,  con un sonido que nunca antes había escuchado y por ende, no lo podría nombrar.


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sentidos

Dicen que la mayor ignorancia surge de  creer que sólo existe lo que podemos ver. Y , de eso,  estoy convencida.
 Hoy -en este preciso momento- creo que LO que creo que existe: efectivamente existe; a pesar de no tener la capacidad de utilizar mi vista para observarlo.
 Necio sería no reconocer la comodidad que surge de poder mirar (y comprobar) lo que sentimos, lo que queremos, lo que está.
 Ahora bien , si de  “romanticismo” -en el buen sentido de la palabra-hablamos, creo que todxs votaríamos unánimemente como heroico el actuar de aquel(la)  que CREA por pasión, por intuición y/o por mirar , escuchar y degustar al cuerpo que le habla sin oir una sola palabra .
Si creer es crear;  si creemos, creamos.
Pero cómo en  la cancha se ven los pingos, propicio sería  que levante la mano quien se lo banca(ría) ..o mejor: ¿Quién se lo bancó?
En este sentido, si algunx confiesa practicarlo o haberlo hecho , le ruego detalle: ¿Cómo distinguir esa fina línea que cruza al abismo de la locura? ¿Cómo saber que ALLÁ  -donde lo real se encuentra exclusivamente mediante la proyección de imágenes inspirada por alguna  (no siempre buena) melodía- no es la ilusión de un  mundo que se acaba en la centésima de segundo en que la misma deja de sonar (pudiendo durar un lapsus mas según el grado de concentración)?
Cuanta incerteza. Si lo sentí. Sí, lo sentí.
En fin, a pesar de las consecuencias adversas, lo elijo. Creo que resulta tan difícil descifrar los enigmas de nuestros sentidos que a veces no nos dejan opción y terminan tomando decisiones sin pedirnos permiso.
 Y de allí el aumento a la frecuencia cardíaca, entre otros síntomas menos disimulables.
 En todo caso, estamos vivos..en algún caso..bienvenido sea!